SOBRE EL TIEMPO Y LA PERSPECTIVA




Ayer me acordé de ti. Recordé lo que hace años te escribí. Empezaba diciendo que nuestra historia no tenia final y que estaba llena de nada.

Los años me han hecho cambiar la perspectiva, conozco mucho más a los gatos y ahora ya no duele escribirte.

Tardé mucho más de lo que piensas en olvidarte. Y mucho más en entender lo que había entre nosotros. Lo que yo era para ti. Lo que tu eras para mí.

Y ayer por primera vez comprendí cual fue nuestro final.

Tu, insistente, tenías ganas de verme después de un largo verano donde no apareciste. Aún hacia algo de calor aquella tarde en aquel banco debajo del roble. Tu, con las mejillas rojas por el sol, bromeabas con mi pelo y tu cuerpo parecía estar cada vez más cerca del mio.

Tus ojos me estaban pidiendo algo que no logré entender, pero tu tenías que marcharte de nuevo por un largo tiempo. Te había esperado mucho, y en cierta manera seguía esperando.

Pero algo en mí había cambiado. Y aunque muriera porque tocaras mi pelo y siguieras mirándome así, tus hechizos ya no hacían efecto. Aún no lo sabía pero, hubo un día de verano en medio de los campos de trigo secos, llena de incertidumbre y lágrimas, decidí apostar por una nueva vida.Por una vida con él.

Había cometido tantos errores... Y yo te ignoré a ti otros tantos...

Te marchaste algo molesto, tu plan no había salido bien como las otras veces. Yo pude dormir esa noche.  

Tardé muchos años en saberlo, pero ese día de septiembre fue el fin de nuestra historia.

Después de eso volví a encontrarte un par o tres de veces. Mi estómago se retorcía y mis palabras enmudecían. Te echaba de menos algunos días, pero desaparecías y todo volvía a la normalidad.


Durante largo tiempo estuvo en mis cosas pendientes, pero jamás me atreví a decirte todo lo que no te dije por miedo a perderte. 

Y te perdí. 

Y me perdiste. 

FIN.



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